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Thursday, November 09, 2006

Ramón Pardo Bada - Un Oblato cabal. Semblanza hecha por el mismo

Semblanza del Padre
Ramón Pardo Bada, o. m. i.


A continuación va un “auto-retrato” : cómo se veía Ramón a sí mismo el en “atardecer de la vida” cuando “nos examinarán del amor”. En él era un deseo de “comunión”, de compartir su vivencia (“espiritualidad de comunión”) con sus hermanos. Os invito a leerlo. Os puede estimular a recordar y enviar algún testimonio sobre Ramón. Gracias,
Joaquín Martínez


Compartir: experiencia y vida
Apuntes personales del P. Ramón Pardo


PRESENTACIÓN

Queridos hermanos Oblatos de María Inmaculada y otros amigos:
De forma subjetiva y sin duda inccompleta, comparto con vosotros la experiencia de mi vida: como seglar y como religioso O.M.I. y sacerdote.


A. Hasta los 29 años: seglar

Durante toda mi vida me he sentido mimado por mi Madre MARÍA y bajo el influjo de su sonrisa, muy prlongada y profunda.

Nací el 12 de Enero de 1918 en Carrandi-Colunga (Asturias). Cuando apenas tenía un año murió mi padre mientras hacía el servicio militar y (yo) tenía dos años y medio cuando mi madre marchó a Argentina.

Mis abuelo maternos me acogieron en su casa, me ensñaron con su ejemplo a amar a Dios. También aprendí de ellos a tener un gran amor a María y a quererla como a mi única Madre. A los 14 años, cuando más la necesitaba, murió mi abuela. Con ellaterminaba lo que de “madre” tenía en la tierra.

Terminada la enseñanza primaria (14 años) comencé a trabajar en el campo y a cuidar ganado. Cuando tenía 18 años, obligado por el gobierno rojo-republicano, fui a la guerra. Allí, rodeado de muertos y heridos, herido yo mismo en los dos brazos y en una pierna y con gran peligro de morir bajo la lluvia de las bombas y balas (metralla), me ofrecí a mi Madre María. Perdí un brazo, pero se salvó la vida y aquello, que a los ojos de todos, era una desgracia, se convertiría en una fuente ininterrumpida de gracias.

A los 20 años comencé el Bachillerato y luego hice Magisterio. Al mismo tiempo ingresé en la Juventud de Acción Católica de Asturias, entonces muy dinámica y entusiasta: una gracia de María.

A los 25 años, dada la escasez de sacerdotes, muchos de ellos habían sido asesinados durante la guerra, quise entrar en el Seminario Diocesano de Oviedo, para ser sacerdote. El señor Obispo, dada mi irregularidad física, me animó a seguir como Propagandista de Acción Católica.






B. Desde los 29 años a los 68:
- Religioso Oblato de María Inmaculada
- Sacerdote

A los 29 años ingresé en el Noviciado de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada: otra gracia de Marí. A los 42 años, después de algunas dificltadas (burocráticas), el 19 de Junio de 1960, recibí la ordenación sacerdotal: María continuaba mimándome.

A los 52 años tuve el primer contacto con la Obra de María, en Burgos. Me impactó. Yo, que siempre había amado a la Congregación (de los Oblatos), al Beato Eugenio (su Fundador) y a la Iglesia, , entonces comencé a quererlos como jamás los había querido. Puedo asegurar que la Obra de María clarifica y renueva “mi ser Oblato”. Otra gracia de María.

A los 57 años, el 19 de Octubre de 1975, pude asistir, en Roma, a la beatificación de Carlos José Eugenio de Mazenod, a quien el Papa Pablo VI definió como aquel hombre “amador apasionado de Jesucristo y de su Iglesia” : Eugenio de Mazenod, Oblato de María Inmaculada, Beato. La explosión de amor a Jesús y a María Inmaculada de tantos Oblatos, llegados de todos los rincones del mundo, rodeados de tantas personas de toda raza, posición social, lugar... parecía desbordar de gozo mi corazón. Años más tarde la beartificación de José Gérard aumentaría aún más mi gozo. María Inmaculada me ama verdaderamente.

Una parte de mi vida oblata la he vivido en la Parroquia de la Merced en Oviedo (Asturias) y en Diego de León (Madrid). Y todo lo demás, como formador en el Noviciado (Hernani), por poco tiempo; y en el Juniorado (El Abrojo) el resto del tiempo.

Pido perdón a todas aquellas personas con quienes he convivido por no haberles dado todo lo que tenían derecho a esperar de mí.


Y ¿ahora qué?... Continúa la vida

Desde 1986 en Pozuelo, en san Bartolomé (Lejona) y en San Leandro estoy experiementado los días más llenos y gozosos de mi vida. Mi experiencia en estos años es siempre igual y siempre distinta.

Es sencillísima: todos los días al despertarme trato de recordar la Palabra de Vida (distinta cada mes). Hago luego un acto firme de fe: primero en ese Jesús que está presente en mis hermanos, Oblatos o no Oblatos, con quienes me voy a encontrar durante el día; después hago un acto de fe en este Jesús que soy yo, y por último, ya en la capilla o fuera, si no la tengo a mano, hago un acto de fe en la presencia de Jeús-Eucaristía. Y comienzo a vivir el día tratando de ser un Jesús amando cuando hago oración, celebro la Eucaristía o rezo la Litugia de las Horas y el Rosario. Un jesús amando cuando paseo, juego e incluso cuando desdcanso. Un Jesús, con los fallos de pecador que hay en mí. En este Jesús amando encuentro el Oblato querido por el beato Eugenio y que recuerdan las Constituciones y Reglas: la síntesis del Oblato total.
Sí, un Jesús que trata de ver en cada uno de mis hermanos a un Jesús que ama cuando trabaja, reza, juega o descansa. Mi vida es una continua gimnasia de Amor, un tratar de construir la Unidad querida por Jesús, en la familia Oblata, en el mundo entero y en la Iglesia. Por eso trato de no dejar ni un momento sin amar, sin abrazar, con María, a Jesús Crucificado, para no dejar de tener ni un solo momento el gozo del Resucitado.

Hoy mi corazón y mi alma ora con Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has escondido ests cosas a los sabios y prudentes y se las has dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien”. Eso es motivo del agradeciemieno de Jesús y del mío.

De hecho Jesús eligió entre gente sencilla a los primeros Apóstoles y posteriormente a mujeres y hombres que, como Eugenio de Mazenod, fueron capaces de revolucionar evangélicamente al munod con su carisma, hoy vivido por los Oblatos.

De los días que me quedan de mi vida, deseo hacer un acto de “Acción de Gracias” porque el Señor, como en María, hace en mí maravllas. Porque, como decía un religioso muy querido, si el Señor con la quijada de un asno hizo cosas sorprendentes, con ese asno completo que eres tú (yo) puede hacer también alguna cosilla*.

San Bartolomé (Leioa), 19 de Junio de 1989, niversario 29º de mi ordenaión sacerdotal.

Subrayo lo mismo el 19 de Junio de 1990, en el 30º aniversario de mi ordenación sacedotal.

Y con motivo de la visita del Superior Generl, P. Marcello Zago, o.m.i., a la Parroquia de san Leandro, el diez de Diciembre de 1991.
Ramón Pardo, o.m.i.

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