Los ecos del Encuentro Mundial de las Familias con Benedicto XVI
Un mensaje alentador sobre la familia, sin herir a nadie
11-07-2006
W52/06
La visita de Benedicto XVI a Valencia para el Encuentro Mundial de las Familias ha dejado un sentimiento general de satisfacci�n, incluso entre quienes ten�an expectativas opuestas. No era f�cil conseguirlo. Pero el Papa lo ha logrado no con las armas de la ambig�edad y el funambulismo pol�tico, sino con palabras claras, positivas y sin pol�micas. No ha silenciado verdades inc�modas para algunos, pero su modo de decirlas ha hecho que nadie se sintiera atacado.
El clima de satisfacci�n empieza por el mismo desarrollo de los actos. La asistencia multitudinaria ha confirmado que la Iglesia cat�lica sigue siendo la instituci�n en Espa�a con m�s capacidad de movilizaci�n, sobre todo cuando viene el Papa. Pero este era un Encuentro Mundial, y tambi�n hab�a variadas representaciones de pa�ses vecinos europeos y de otros continentes, como un signo de la variedad de rostros de la familia cat�lica. La presencia de familias al completo, con ni�os, padres y abuelos, reflejaba que la transmisi�n de la fe en la familia �tema del Encuentro� puede funcionar, y daba un clima especialmente festivo y cordial.
Satisfacci�n tambi�n por la cercan�a del Papa. Si desde su elecci�n se han ido disipando los falsos mitos tejidos sobre Ratzinger, en Valencia ha ca�do el mito del intelectual distante. Benedicto XVI se ha mostrado como un Papa cercano, que se mueve en p�blico cada vez con m�s aplomo y soltura, amable y distendido.